domingo, 15 de mayo de 2011

LOS ZAPATOS DELATAN EL ESTADO DE NUESTRA SALUD

El calzado debe ser cómodo, funcional y con un taco de unos cuatro centímetros.
Camina con comodidad y cuida tu columna, evita lumbalgias y artrosis vertebrales.
La parte más compleja del cuerpo humano es el pie, constituida por 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y más de 100 tendones es un todoterreno capaz de adaptarse a cualquier superficie que pise y de recorrer miles de kilómetros a lo largo de nuestra existencia. En un día, una persona da entre 8.000 y 10.000 pasos, en un año más de 3 millones de pasos. La forma en que se den esos pasos tiene importancia para la salud, porque los pies soportan el peso del cuerpo y lo hacen de tal manera que constituyen su principal punto de apoyo.



Tacones lejanos y poco saludables
Un calzado adecuado es el primer paso para evitar problemas en los pies, muchas veces dejamos de lado la comodidad y pensamos solo en lo estético, la comodidad, significa también que sean fáciles de llevar y no hagan daño.

Rozaduras, uñeros, juanetes y callosidades son las repercusiones más comunes y visibles de calzar un zapato inadecuado. Pero no sólo sufren los pies: columna, cadera, rodillas y articulaciones padecen tanto o más que los pies las consecuencias de utilizar calzado muy ajustado, pequeño, con tacones elevados o de mala calidad.

Se aconseja dedicar tiempo suficiente a la compra del calzado, pensar en la función que se le va a asignar (deporte, ocio, trabajo, vida urbana, fiesta) y no comprar simplemente el que más nos atraiga en un primer momento. Hay que tener en cuenta, al menos, estas cuatro cuestiones objetivas:

  • Calidad del material. 
  • Flexibilidad del empeine. 
  • Comodidad del uso. 
  •  Altura del tacón.

¡Me encantan los tacones, me siento más segura y más atractiva con ellos'. Los tacones no es que siempre acaben volviendo a ponerse de moda, sino que nunca dejan de estarlo. El problema es que todo lo que puedan tener de bonitos lo tienen de inicialmente incómodos y poco saludables. A dominarlos, e incluso a llevarlos con estilo, se aprende con la insistencia y con el paso de los años. No hay tacón alto que no perjudique la salud de quien lo calza con frecuencia.

Veamos por qué. La parte delantera del pie y, sobre todo, el talón soportan el peso del cuerpo, y con el uso de tacones elevamos la altura del talón, con lo que la distribución del peso cambia: cuanto más alto es el tacón, más se carga la zona delantera. De modo que con tacones de diez o más centímetros, casi todo el peso del cuerpo se ejerce sobre los dedos del pie, lo que acabará causando problemas a las usuarias.

Además, es frecuente que el zapato de tacón alto sea abierto y de empeine bajo, lo que hace que muchas mujeres elijan una talla más pequeña de la habitual con el fin de que 'no baile' el pie. El zapato se fija mejor, sin duda, pero al encontrarse tan aprieto aumenta la presión que reciben los pies. Esta irregular distribución de los esfuerzos del pie origina, además, una sobrecarga en el antepié, a lo que hay que añadir uñeros, juanetes y dolores en la planta del pie.

Pero, de todos modos, el perjuicio más grave causado por los zapatos de mucho tacón es que rodillas y caderas se articulan en semiflexión y cuando se intenta mantener estática la columna se produce una fuerte lordosis (excesiva curvatura del cuerpo) que derivará con el paso de tiempo en lumbalgias y artrosis vertebrales. Tampoco en el otro extremo, los zapatos del todo planos, está la solución. Las bailarinas de ballet, por ejemplo propician calambres, dolores musculares y contracturas por su nula elevación sobre el suelo.

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